El Plan Bolonia aterrizó hace seis años en Cantabria, dando un giro a la metodología de los estudios universitarios. Desaparecieron las licenciaturas, las diplomaturas y las ingenierías, y los estudiantes que accedieron por primera vez a la Universidad de Cantabria (UC) se toparon con los títulos de Grado del Espacio Europeo de Eduación Superior (EEES) al que se enfrenta el estudiante cuando inicia su aventura universitaria. Un período mínimo de cuatro años el que tiene que obtener 240 créditos para poder acceder luego al posgrado y en último término al doctorado. El nuevo plan de estudios, encaminado a homogeneizar los sistemas de educación europeos, comenzó aplicarse en el curso 2009-2010 en siete de las veintiocho carreras de por aquel entonces que se cursaban en la UC (ahora son treinta [...]). Al curso siguiente, 2010-2011, se extendió al resto del campus. La nueva metodología de estudios exige al alumno, entre otros aspectos, estar en posesión del nivel B2 de inglés y realizar un trabajo fin de grado para lograr el título.
Entre ambos cursos, un total de 2.901 universitarios tuvieron el honor de ser los primeros en matricularse en el nuevo plan de estudios. Según datos facilitados por la Universidad de Cantabria, sólo 896 lograron terminar en cuatro años. Un 30% de los que empezaron. Es decir, que el 70% restante necesita más de cuatro años para graduarse. En la Universidad de Cantabria lo ven como una cifra "razonable", que "se asemeja a lo que ocurre en el resto de universidades españolas", teniendo en cuenta que "cuando empieza un modelo de estudios nuevo, lo normal es que la mayoría de los alumnos no acabe en el tiempo previsto, y más cuando algunas carreras han pasado de cinco a cuatro años". Lo dice Ernesto Anabitarte, vicerrector de Ordenación Académica de la UC. "Hay que ser prudentes a la hora de valorar estos datos porque las primeras promociones son siempre las que sufren los desajustes iniciales que tiene que haber por definición"(...). Su impresión es refrendada desde la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, donde la primera promoción de graduados en Empresariales se compone de 65 de los 245 matriculados (26%), y la de Económicas, de la que terminaron en plazo 10 de los 90 que se matricularon en el curso 2010-2011 (un 11%). "Los primeros egresados de los títulos de Grado no son muy diferentes a los de las antiguas licenciaturas", asegura Pablo Coto, su decano, quien asegura que "no ha afectado sustancialmente a los porcentajes de éxito de nuestras titulaciones".
Inglés y trabajos fin de Grado
No obstante, desde el Vicerrectorado de Ordenación Académica achacan los bajos números de egresados a que los nuevos requisitos que acarrea el Plan Bolonia (exigencia del inglés y un trabajo fin de grado) están alargando el tiempo que tarda el estudiante en acabar sus estudios. Con el inglés, a pesar de que detectan que cada vez hay un mejor nivel en el campus, "la exigencia del nivel B2 está creando problemas porque hay estudiantes que casi están acabando e igual no tienen el nivel". Así, por ejemplo, en el departamento de Filosofía y Letras hay titulaciones como Historia o Geografía en las que la capacitación lingüística en el idioma de Shakespeare hace que los estudiantes lleguen a cuarto sin cumplir ese requisito. "Si el inglés no fuera requisito, se habrían graduado en el tiempo previsto 40 de los 58 alumnos que estrenaron el Grado en Historia y 18 de los 30 que comenzaron en Geografía", explica Jesús Ángel Solórzano, decano de la facultad de la que ha salido una primera promoción de trece graduados en Historia y seis titulados en Geografía.
Otro de los obstáculos que ha alargado la vida universitaria de muchos estudiantes es el trabajo de fin de grado. En ese sentido, al vicerrector de Ordenación Académica no le importa hacer autocrítica y aboga por intentar ajustar este tipo de requisito a los nuevos tiempos. "La tendencia natural de los profesores es pensar que no se puede dejar de dar materia y eso ha hecho que este tipo de trabajos sea en algunos casos excesivamente largo y no bien diseñado". Consciente de que los alumnos de la primera promoción de Bolonia han sido los que "han pagado un poco los desajustes iniciales", Anabitarte cree que hay que dar tiempo al modelo para que las asignaturas se proporcionen a los tiempos marcados y los alumnos tengan el chip de que tienen que conseguir el B2 de inglés. "Las titulaciones tendrán que ir ajustando los tiempos y las exigencias de los estudiantes a las horas reales que tienen de trabajo. Teóricamente se han ajustado pero no hemos sido capaces de adaptarlo bien en todas las asignaturas", reconoce el vicerrector.
Algunas facultades amplían el listado de motivos que explican tales cifras de egresados. "En nuestra primera promoción han cursado estudios un número nada despreciable de estudiantes que lo han compatibilizado con trabajo, y eso influye de manera importante en los ritmos de una carrera", explican desde Enfermería. En otra facultad, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y de Telecomunicación, el número de alumnos es "por lo general bajo e incluso superior al de las primeras promociones de los planes de estudio que se acaban de extinguir". Entre la seis titulaciones que se imparten en esta escuela arrojan un total de 48 egresados de los 292 que se matricularon el primer año del modelo de Bolonia. Las cifras las da su decano, Francisco Javier Azcondo, quien añade más explicaciones a la demora de las titulaciones. "Además de la difícultad propia de los estudios, el proceso de finalización de un plan de estudios puede venir acompañado de la participación en un programa de intercambio o prácticas en empresas cuyas características retrasan la graduación".
La valoración que hacen los estudiantes de la Universidad de Cantabria (UC) del actual plan de estudios implantado en Cantabria va en consonancia con las palabras de sus profesores. "Los datos no son positivos para ser el primer año", señala Cristina García, presidenta del Consejo de Estudiantes. Sus explicaciones no se alejan mucho de la versión institucional. "La puesta en marcha de Bolonia, de un nuevo sistema de evaluación, el requisito de la capacitación lingüística y el trabajo de fin de grado son elementos, específicamente estos dos últimos, que han impedido a muchos estudiantes finalizar justo en cuatro años".No obstante, echan un capote a la institución académica al afirmar que "las diferentes ampliaciones de convocatoria para los trabajos de fin de grado y múltiples posibilidades de obtener el B2 de inglés, junto con mejoras continuadas en la planificación docente, van a contribuir a que los resultados mejoren de forma significativa". Su optimista visión no quita para que lancen un aviso a los decanos. " Los centros deben analizar, a través de encuestas, cuáles pueden ser los motivos de por qué se tarda más tiempo en finalizar los estudios".
El Diario Montañés, 2015
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