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Capítulo 5: Carlos es coronado finalmente emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico. |
La serie de "Carlos, rey emperador" no está teniendo el seguimiento que se preveía al principio. La semana pasada empató el registro de audiencias y se posicionó en el 13,4%, continuando con la tendencia descendente que marcan los audímetros. Los programas más vistos de la tarde-noche fueron, como ya es costumbre, "La Voz Kids", que aumentó dos puntos con respecto a la semana pasada (del 27 al 20%), "El Hormiguero 3.0" y el filme de "Contraband" (14 y 8%, respectivamente), ambos en la lista de Antena 3. "Carlos" sigue como tercera opción del Prime Time pero amenaza con descender al cuarto puesto el resto de episodios que quedan.
A mi juicio, quizá lo más conveniente para la cadena sería un cambio de día, aunque no de hora, a fin de evitar la competencia de los programas que más público atraen. En este caso, cambió anoche la "modalidad" de "La Voz Kids" y Antena 3 emitió dos "ediciones" distintas del mismo, una novedad de toque competitivo que por sí sola bastó para incrementar la audiencia. Por los datos registrados, parece ser que, en general, lo que el público espera de los programas es innovación y entretenimiento, su identificación con actores y actrices famosos. De otro modo no se explicaría el éxito de apuestas como "Gran Hermano", si bien este es un programa aparte, de género neutro. Me refiero sobre todo a programas como "Sálvame", "El Hormiguero" o "El Intermedio", donde el ridículo se pone al descubierto todos los días, imitándose a famosos con gran teatralidad. De no haberse puesto en marcha esa "segunda edición" de "La Voz Kids", quizá la audiencia se hubiera repartido más entre todas las cadenas, pero es obvio que la novedad ha suscitado gran interés y que si efectuásemos una encuesta, si le preguntásemos al público español qué programas prefiere ver, seguramente la respuesta se inclinaría por la programación "de relleno". Ni siquiera se muestra ya interés por "Cuarto Milenio" o los programas de tipo investigación. También hay que añadir que Cuatro estrenó "Rabia" la semana pasada, una serie similar a "The walking dead" que, a pesar de sus mínimos de anoche en torno al 6%, sigue siendo otro factor para que ese porcentaje de espectadores hayan preferido ver esa serie y no "Carlos". En otras palabras, la adición de una serie más al elenco televisivo se suma a la competencia del Prime Time, lo cual parece dejar entrever que, a mayor competencia, más negativos serán los resultados para el emperador de TVE, aunque estemos hablando de su segundo capítulo, que también ha perdido fuelle con respecto a su estreno.
Tal vez la crisis de estos años haya sido tan exasperante que el obrero reclama diversión televisiva para olvidar las desventuras de la jornada laboral.Cuando un programa baja de audiencia un día, significa que hay una parte del público que se ha decepcionado al ver que no cumplía sus expectativas, es decir, que se está convirtiendo en una monotonía rutinaria. Y si sube, implica que gustan los cambios. Por desgracia, en este país donde vivimos los cambios, por tradición, o bien son recibidos con alborozo, o bien odiados hasta rozar el aborrecimiento. Sin embargo, para "La Voz Kids" esas brisas nuevas han resultado bienvenidas. No ha sucedido lo mismo con "Carlos, rey emperador". Desde mi punto de vista, la serie, a la que no se le pueden replicar sus méritos, ha mejorado desde los primeros episodios, pero eso no se ha traducido en un incremento de la audiencia, lo que parece estar fuera de toda lógica. Puede que fuera ilógico si esto no se llamase España, pero la realidad televisiva es que cada vez el público muestra mayor desafección por la historia cultural y el patrimonio nacional. Las series de este calibre, por alguna razón, gustan muy poco o casi nada, y a ello se debe que las ficciones históricas no estén para nada a la orden del día. Además, son económicamente muy costosas y no hace falta invertir dinero para que luego nadie lo vea. Algunas que puedo recordar han sido precisamente "Isabel" y "Toledo: cruce de destinos". Se estrenaron el mismo año y con los mismos escasos recursos, pero "Isabel" logró mantenerse estable mientras "Toledo" concluyó con una única temporada a la luz de su lamentable audiencia. En Europa, por el contrario, se emiten con mayores garantías las ficciones históricas y su número supera al de las españolas, pero porque también tienen una gran aceptación.
En fin, nos llevaría bastante tiempo analizar el seguimiento o el desinterés de la gente por unos programas u otros. Hay que pensar en ello con actitud crítica y amplitud de miras: el fenómeno puede ser perfectamente multicausal. La crisis, el paro laboral, la escasez de recursos y la excesiva información que proporciona Internet pueden ser todos ellos factores que afecten a las audiencias de televisión, tema que daría para largo y distendido tratarlo en este apartado.
Resumen del capítulo de anoche
Carlos es investido por el colegio de cardenales en la corte de Aquisgrán. Realiza su juramento colocándose en el suelo con los brazos en cruz, luciendo una tupida túnica blanca, una icónica escena que por desgracia ha sido muy breve, mientras en Castilla la nobleza y los comuneros se rebelan contra su autoridad y solicitan que la reina Juana vuelva a regir los reinos, que por delegación de Carlos, han sido confiados a Adriano de Utrecht. Fuera de palacio, tienen lugar las primeras reyertas entre bandos nobiliarios. La situación con el pontífice tampoco mejora y pone a prueba la lealtad de Carlos ofreciéndole su apoyo a cambio de que condene a Lutero, exponente de los protestantes alemanes. El emperador se ve en una encrucijada: apoyar al papado y declararle la "guerra de religión" a Alemanía, a la par que Francia e Inglaterra recelan de su autoridad y planean aislarle. A su vez, el papa también busca apoyos políticos y para ello tiene al cardenal Walsey de mediador entre él y Enrique VIII, acuerdos iniciales que no salieron bien, pues ni Walsey consiguió más poder ni Enrique ser candidato al Imperio.
Después de ser declarado oficialmente heredero al Imperio, Carlos ve estrecharse su cerco entre Inglaterra y Francia. Enrique VIII y Francisco I se citan para suscribir un pacto y poner fin a sus rivalidades para unirse contra los desmesurados poderes que Carlos acaba de acaparar para sí, pero durante la cena de celebración las cosas no salen como ellos esperaban y acaban retándose los dos monarcas a un duelo de lucha libre que solo hace que sus firmas acaben en papel mojado. La circunstancia le es favorable a Carlos, y éste logra entrevistarse con Enrique VIII y su tía Catalina, los cuales le proponen casarse con su hija María, de apenas 4 años, a lo que él no rehúsa directamente, contestando que necesita tiempo para pensarlo, ya que el matrimonio habría de esperar muchos años. Con todo, durante su viaje por Europa, a su paso por Flandes, propone a su hermano Fernando como archiduque, viendo que necesita una mano derecha para controlar los territorios, cumpliendo así su deseo de tener cargos importantes que ejercer y aliviándose él de tan pesada carga al no poder pasar fuera de Castilla más de tres años, según la decisión tomada en Cortes.
En el "imperio de ultramar", Cortés se presenta ante Monctezuma como servidor y amante de la paz entre las dos culturas, embriagado por la naturaleza paradisíaca y las riquezas que oculta aquel vasto reino de pirámides, que según las antiguas profecías mayas, está a punto de concluir. Cortés y Monctezuma intercambian presentes en actitud pacífica, pero todo se trunca con el asesinato de algunos de sus hombres, a lo que Hernán Cortés responde con el arresto de Monctezuma. Ninguno de los dos consigue sus propósitos y Monctezuma es asesinado por su guerrero Cahuatemóc al ser considerado un traidor, un soberano débil que ha propiciado la guerra y se ha arrodillado ante unos codiciosos extranjeros. Cortés le promete venganza y realizar el sueño de una convivencia pacífica al servicio de la verdadera fe cristiana, antes de morir.
Así, un imperio nace y otro toca su fin. El deber de mantener la paz y la justicia es el ideal en común entre el imperio europeo y el imperio mexica, pero sus responsables se verán inmersos en el conflicto que implica la convivencia entre diferentes religiones y culturas. Por Europa se propaga la erudición de Lutero, el cual ve al pontífice como el "anticristo". La herejía protestante comienza a infectar a la población y ganarse seguidores, obligando al recién nombrado emperador a posicionarse entre la política y la religión; el imperio mexica cae con Monctezuma y es la guerra entre la verdadera fe y los ídolos, la ruina del paraíso. Tenemos "anticristos" (Lutero, el Papa), y "antiemperadores" (Francisco I y Cortés), y en mitad de ello, dos sociedades muy distintas en conflictos más allá del océano. Un capítulo en el que la búsqueda de la paz lleva a su némesis, la guerra. Es la paz para evitar la guerra, y la guerra para encontrar la paz.
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